La propagación del coronavirus no ha dejado a nadie indiferente. Sus efectos a nivel sanitario, económico y social están a la vista. En el caso de la minería, el Covid-19 ha obligado a implementar medidas y nuevas estrategias de negocio para continuar con las operaciones alrededor del mundo.
Si antes la industria identificaba ciertos factores de inseguridad para su normal desarrollo, con la pandemia aumentaron. Por esta razón, la consultora EY dio a conocer este año su tradicional informe sobre los 10 riesgos de la actividad bajo un nuevo enfoque: cómo los riesgos de alto impacto, como el coronavirus, están cambiando a la industria.
Bajo esta interrogante, el objetivo central es adaptarse al nuevo contexto. Así lo destacó Eduardo Valente, socio líder para la Industria de Energía y Minería de EY Chile, respecto a la manera en que el sector debe seguir avanzando. Y la propia consultora se hizo cargo de su mensaje. Este año, de manera inédita, su tradicional evento se realizó por vía streaming.
En este espacio de debate, el ministro de Minería, Baldo Prokurica, recalcó que “la minería no le falla a Chile y no se detiene, pero sí toma medidas para cuidar a su gente”. El secretario de Estado nombró las medidas que han adoptado las compañías del sector, como es el caso de “los controles de temperatura, registros de pasajeros en traslados, sanitización de espacios comunes, etc. Además, varios yacimientos están funcionando con dotaciones mínimas, turnos 14×14, y proyectos de construcción que se han paralizado para evitar contagios”.
Con relación a la propagación del Covid-19 en Chile y el mundo, Iván Arriagada, CEO de Antofagasta PLC, señaló que “lo que está ocurriendo no tiene precedentes, todo ha sido muy intenso. En el rol que me toca ejercer, uno se pregunta cómo ayudar a enfrentar mejor este desafío, y sobre qué criterios tomamos las decisiones. En eso se ha sido muy claro. Es importantísimo preocuparnos de la salud de los trabajadores y elaborar nuestras estrategias para mantener las operaciones”.
Sumado a ello, el ejecutivo enfatizó que hay que emplear nuevas normas, ya que el coronavirus “llegó para quedarse por un tiempo, pues el riesgo de contagio no se va a terminar hasta que haya una vacuna. Por eso es importante potenciar el teletrabajo cuando se pueda. La idea es crear un contexto laboral distinto”.
Bajo este complejo escenario, ¿qué pasará con el futuro de los proyectos mineros? Iván Arriagada señaló que “la primera prioridad es garantizar las condiciones de salud para avanzar en los proyectos. Las iniciativas van a retomar su construcción, la inversión minera va a ser un motor importante de reactivación económica. El desafío es reiniciar estos proyectos lo antes posible, poniendo la salud como prioridad”, concluyó.
¿Qué viene?
Una de las grandes dudas es la duración que tendrá la crisis provocada por el coronavirus. Autoridades, representantes gremiales y ejecutivos de la actividad centran su preocupación en este aspecto, ya que aún es incierto cuándo se podrán retomar las labores de manera habitual.
Eduardo Valente explica que si la pandemia persiste durante más de 12 meses, es probable que el resultado sea una reducción en la demanda de minerales claves, especialmente en los usados en manufactura. “La demanda de minerales a granel caerá entre 6.5% y 8.5% en 2020, y en el caso de los metales básicos, se proyecta que la demanda de cobre descienda entre 12% y 15%, mientras que el aluminio podría estar entre -16% y -20%”.
Además, el experto de EY Chile comentó que el costo de la contingencia sanitaria para la industria puede ser alto, si es que no se puede seguir operando las faenas. “Las compañías tendrán el desafío de velar por la salud de sus colaboradores y, a la vez, buscar las alternativas para seguir funcionando. En este tipo de situaciones el rol de la tecnología e innovación es fundamental para encontrar herramientas que permitan operar a distancia o de manera remota”, concluyó Valente.
Los riesgos antes de la pandemia
El encuentro online organizado por EY y Cesco también otorgó un espacio para analizar los resultados de la encuesta sobre los principales riesgos para la industria en 2020, previo a la propagación del coronavirus. En el informe, se indica que las fluctuaciones significativas de los riesgos, pone de manifiesto la continua disrupción del sector.
En este sentido, se indica que siempre hay oportunidades en tiempos de cambio, incluyendo aspectos como la transformación digital, desafíos particulares presentes en las decisiones relacionadas con la cartera y la inversión de capital, y las expectativas sociales.
Este último punto ha tenido una gran relevancia para los ejecutivos del área, ya que, al igual que la encuesta de 2019, la Licencia Social para Operar nuevamente ocupa el primer lugar de los riesgos. Respecto a este ítem, Eduardo Valente indicó que “subestimar el poder de una sola parte interesada sería un error”.
En el informe se indica que este aspecto continúa evolucionando más allá del estrecho enfoque en cuestiones sociales y ambientales. Cualquier paso en falso puede afectar la capacidad de acceso al capital o incluso causar una pérdida total de la licencia, advierte el documento. Además, se señala que el sector se enfrenta a un mayor escrutinio por parte de los consumidores finales, que exigen una cadena de suministro ética y transparente, así como una menor huella de carbono.
Además, el experto de EY destacó el segundo tema identificado en el estudio. Se trata del futuro del trabajo, aspecto que pasó del puesto 7 en el estudio anterior, al segundo lugar este año. Esta arista obliga a las empresas a estar preparadas para lo que viene, por medio del desarrollo de nuevas habilidades y capacidades, profundizando la diversidad de los equipos de trabajo, y realizando una planificación estratégica de la fuerza laboral, entre otros aspectos.
Con estos desafíos en la mira de los ejecutivos, ¿qué pueden hacer las organizaciones para protegerse del desafío de mantener su licencia para operar, a la vez que mejoran su productividad? Desde la consultora EY sugieren hacer uso del capital y colaboración para su beneficio y, al mismo tiempo, transformarse y protegerse de la disrupción. Todo un reto para las compañías, pero no imposible.
Fuente: Nueva Minería